jueves, 24 de noviembre de 2011

Enseñar a la Especie Humana: Ser Humano, Ser Persona, Ser Hombre


El ser humano es el humano que se rige por pasiones psicofísicas de placer y poder. Los métodos para alcanzar estos estados sensitivos-emocionales es la violencia en sus diferentes modalidades: a) persuasión y adoctrinamiento ideológico b) descalificación, insulto y difamación verbal; y c) agresión y violencia física.

El ser humano se diferencia de otras especies animales en que las apetencias de placer y poder pueden llegar a ser un fin en sí mismas. Sin embargo, el animal se mueve, siempre, por los instintos básicos de alimento y procreación que, también, conducen a estados sensitivos pero con una finalidad: la supervivencia de la especie.

Otra diferencia entre la especie humana y las especies animales es que, en sí mismo, el humano encierra un potencial ilimitado para superar sus inclinaciones psicofísicas. El ser humano puede llegar a vivir, sobre todo, de estados afectivos y espirituales. En el cultivo de estas experiencias vivenciales, exclusivamente humanas, se va construyendo la persona, para llegar a ser hombre.

La palabra hombre, en sentido filosófico, se refiere a una forma de ser persona que incluye al hombre y a la mujer. La palabra hombre no significa género alguno, al igual que la persona es una palabra con género femenino y, sin embargo, incluye tanto al hombre como a la mujer. El lenguaje es un instrumento que sirve para significar, si se conoce sus códigos y signos, según el contexto comunicativo. El lenguaje, en sí mismo, no es no excluyente ni incluyente, quien incluye o excluye es la intención de la persona que usa ese lenguaje.

El humano, desde el punto de vista filosófico, puede ser entendido como:
a) El Dionisios (dios griego del vino que surge en las montañas de Tracia en el Siglo VI a.C). Orfeo, cantor y dramaturgo, es su sacerdote. En la filosofía moderna, Nietzsche hará del Dionisios el símbolo de su super-hombre. Es el humano que entrega su existencia a su esencia psicofísica, es decir: al placer y al poder. Este es un ser mecánico, según Empédocles, Leucipo y Demócrito. Es un ser que utiliza la inteligencia para lograr el poder, según los Sofistas. Es el ser hedonista del Epicureismo. Es en definitiva, el humano escéptico de Hume, el materialista de Voltaire, el pesimista de Shopenhauer y el que se somete al poder del Estado para lograr el bienestar, en Hobbes, en Marx y en Engels.
b) El hombre con alma y espíritu, es el hombre con principio de vida autónoma. Además es el hombre con inteligencia racional para encontrar la verdad; y con voluntad para hacer el bien y gozar la belleza. El alma es vida independiente que desea la libertad y, el espíritu, es inteligencia que desea la verdad, activando la voluntad hacia la bondad y la belleza. Este es el hombre capaz de ejercer su poder sobre su propio placer, por libre decisión y sin coacción externa. Este es el hombre que tiene su origen en la mitología de Homero y Hesiodo, donde aparecen los temas de la responsabilidad y la vida después de la muerte. Es el hombre de Anaxágoras, de Sócrates, de Platón y de Aristóteles. Es el hombre de la "philosophia perennis" de Occidente que se prolonga en la Estoa y en la Patrística de la Era Romana. Se desarrolla en la Escolástica, durante toda la Edad Media. En la Edad Moderna, enlaza con Descartes, Leibniz, Wolff, Herbart, Kierkegaard, Whitehead. Este hombre está presente en toda la Fenomenología del Espíritu, pero con fundamentación subjetivista. Es, en definifiva, el Hombre que posee la dignidad que expresa los valores declarados en la Carta de los Derechos Humanos.

En la filosofía, desde el Siglo VI a.C. hasta la Edad Moderna, ha predominado una filosofía que presupone un Ser Superior, el cual conduce el alma y el espíritu del hombre hacia la libertad, la verdad, la bondad y la belleza. Sin embargo, a partir del Siglo XVIII, viene predominando una filosofía, no transcendente sino, transcendental, es decir, subjetiva. Más allá del fenómeno (lo experimentado con un referente físico o psíquico) no hay nada. El gran dilema de la filosofía actual es encontrar criterios de libertad, verdad, ética y belleza, no relativos (que no cambien según las personas, las circunstancias o las ideologías dominantes).

En síntesis, en la filosofía unas corrientes entiende el hombre como ser material de experiencias psicofísicas. Otras corrientes entienden que, además de esa evidencia material del hombre, hay otras evidencias, tales como, la experiencia de la libertad, de la responsabilidad, la experiencia noética, la experiencia ética, la experiencia estética y la experiencia de la transcendencia. Tradicionalmente es esto lo que se entendía por alma y espíritu. En la filosofía actual estas palabras se sustituyen por los valores.

Lo importante, pedagógicamente, es decidir qué tipo de hombre debe promover la enseñanza al margen de los intereses de la ideología dominante. Desde el punto de vista didáctico, se debe propiciar las condiciones para que cada persona encuentre criterios de libertad, verdad, bondad, belleza... dentro del marco de los Derechos Humanos, pues esta Carta garantiza una cierta convivencia pacífica en Occidente. Sabiendo que, incluso, esos valores comunes presentes en la Carta de los Derechos Humanos, pueden ser superados por el alma y espíritu humano ¡quién lo encuentre!

Para pensar:
¿Qué tipo de persona debe de fomentar la educación?

Para profundizar:
Savater, F. (2009). Historia de la filosofía sin temor ni temblor. Espasa

miércoles, 23 de febrero de 2011

De la Filosofía a la Pedagogía. El Primer Debate sobre los Fines de la Educación

Con la Sofística entran en la escena del pensamiento filosófico (que siempre fue búsqueda de la verdad por la razón) los problemas sobre el conocimiento (es decir, ¿qué es la verdad?) y sobre el valor (es decir, ¿cuál es el fin y el sentido del hombre?). La Sofística nace en la época del imperialismo de Pericles (495-429 a.C), por lo que se necesitan hombres competentes con voluntad de acción para la vida pública. Sofística significa, realmente, formación; pero formación para la dirección política. Los sofistas llaman a su método "conducción de almas" y este no es otro que la retórica y la dialéctica (erística). Se necesita conocer de todo para poder hablar de cuanto se presente en ese despliegue de persuasión y palabra brillante. Protágoras y Gorgias muestran como este método se puede poner al servicio de cualquier fín. Platón dirá que si el fin no es valioso, es decir, no persigue la verdad, en este caso no es guía sino "captura de almas" (manipulación). Para Platón la dialéctica al servicio del puro subjetivismo de los intereses políticos es "retruécanos de palabras y fantasmoría".
 

Sin duda, con la Sofística se inagura, en el pensamiento filosófico, el problema del fin y sentido del hombre, el problema de los contenidos (qué conocer) y el método más apropiados para logra ese fin. Con la sofística se inicia el Pensamiento Pedagógico y más concretamente el Conocimiento Didáctico: objetivos, contenidos y metodología para conducir el aprendizaje del hombre. Pero también con la Sofística, la Filosofía Jónica despierta de esa etapa de inocencia, en la que no se albergaba duda sobre la capacidad de la razón humana para alcanzar, únicamente, la verdad.
 

La Sofística no se plantea realmente problema filosófico alguno, sino que bajo la apariencia de una filosofía, oculta su interés pragmático. No son sabios al estilo de la metafísica presocrática (Anaximandro, Parménides y Heráclito) que se preocupaban por explicar el mundo en su totalidad (es decir, su origen, su composición, su funcionamiento y su sentido). La única pretensión del sofista es la propaganda de la ideología política, especialmente entre los jóvenes. Por esto, sus ideas fundamentales son el relativismo (esto significa que el hombre individual decide lo que vale o no) y el escepticismo (dicho de otra forma, no existen verdades universales y objetivas). Para fines de manipulación política estas ideas son muy útiles. Platón replica: si no existen verdades universales y objetivas, tampoco lo son las ideas que defienden los sofistas. Y si sus ideas no son universales y objetivas ¿por qué los sofistas las aseguran como si fuesen validas para todo hombre, despreciando otras ideas con total intolerancia?
 

El relativismo sofista convierte la ley y la religión en convenciones y costumbres... (Hipias, Critias), que se pueden manipular al antojo de los intereses del estado. La justicia en satisfacción de los deseos del gobierno (Antifón) y el poder en ejercicio de la fuerza (Calicles). En definitiva, el sentido y fin del hombre es la satisfacción del deseo y el apetito de poder. Encontramos aquí, en estado primitivo, a Hobbes y a Nietzsche (entre otros), por lo que la sofística, antes y ahora, constituye un señuelo seductor para todo ser humano.
 

Los defensores del sofismo arguyen sus éxitos en la dicción, en el arte, en la ciencia, en la política... Platón en su diálogo Fedro, responde: "muchas cosas se llaman bellas y grandes, y sin embargo, es la persona, incontable veces, víctima del engaño y de la falsa apariencia". Para captar la auténtica belleza y la incomparable grandeza es necesario saber, de antemano, cuál es la verdadera esencia del hombre. Esto no está al alcance de aquel que niega la verdad objetiva que el conocimiento humano puede alcanzar y los valores universales que puede llegar a captar.
 

Verdad y valor del hombre, se descubren por primera vez en la Filosofía Ática (Socrátes, Platón y Aristóteles), donde está el germen racional de la esencia humana; fin y fundamento de la Pedagogía y el Conocimiento Didáctico. Porque el Conocimiento Didáctico es ese conocimiento que conduce el aprendizaje de ser humano hacia su esencia de hombre y no hacia los dictados de la ideología política dominante. También, hoy, en la Pedagogía y en la Didáctica se encuentra la apariencia y el engaño sofista.

Para pensar:
¿Cuales son los principios de la Pedagogía actual que fomenta el sofismo de la sociedad?

Para profundizar:
Filostrato (1998). Vida de los sofistas. Gredos
Platón (2003). Diálogos. Gredos