miércoles, 23 de febrero de 2011

De la Filosofía a la Pedagogía. El Primer Debate sobre los Fines de la Educación

Con la Sofística entran en la escena del pensamiento filosófico (que siempre fue búsqueda de la verdad por la razón) los problemas sobre el conocimiento (es decir, ¿qué es la verdad?) y sobre el valor (es decir, ¿cuál es el fin y el sentido del hombre?). La Sofística nace en la época del imperialismo de Pericles (495-429 a.C), por lo que se necesitan hombres competentes con voluntad de acción para la vida pública. Sofística significa, realmente, formación; pero formación para la dirección política. Los sofistas llaman a su método "conducción de almas" y este no es otro que la retórica y la dialéctica (erística). Se necesita conocer de todo para poder hablar de cuanto se presente en ese despliegue de persuasión y palabra brillante. Protágoras y Gorgias muestran como este método se puede poner al servicio de cualquier fín. Platón dirá que si el fin no es valioso, es decir, no persigue la verdad, en este caso no es guía sino "captura de almas" (manipulación). Para Platón la dialéctica al servicio del puro subjetivismo de los intereses políticos es "retruécanos de palabras y fantasmoría".
 

Sin duda, con la Sofística se inagura, en el pensamiento filosófico, el problema del fin y sentido del hombre, el problema de los contenidos (qué conocer) y el método más apropiados para logra ese fin. Con la sofística se inicia el Pensamiento Pedagógico y más concretamente el Conocimiento Didáctico: objetivos, contenidos y metodología para conducir el aprendizaje del hombre. Pero también con la Sofística, la Filosofía Jónica despierta de esa etapa de inocencia, en la que no se albergaba duda sobre la capacidad de la razón humana para alcanzar, únicamente, la verdad.
 

La Sofística no se plantea realmente problema filosófico alguno, sino que bajo la apariencia de una filosofía, oculta su interés pragmático. No son sabios al estilo de la metafísica presocrática (Anaximandro, Parménides y Heráclito) que se preocupaban por explicar el mundo en su totalidad (es decir, su origen, su composición, su funcionamiento y su sentido). La única pretensión del sofista es la propaganda de la ideología política, especialmente entre los jóvenes. Por esto, sus ideas fundamentales son el relativismo (esto significa que el hombre individual decide lo que vale o no) y el escepticismo (dicho de otra forma, no existen verdades universales y objetivas). Para fines de manipulación política estas ideas son muy útiles. Platón replica: si no existen verdades universales y objetivas, tampoco lo son las ideas que defienden los sofistas. Y si sus ideas no son universales y objetivas ¿por qué los sofistas las aseguran como si fuesen validas para todo hombre, despreciando otras ideas con total intolerancia?
 

El relativismo sofista convierte la ley y la religión en convenciones y costumbres... (Hipias, Critias), que se pueden manipular al antojo de los intereses del estado. La justicia en satisfacción de los deseos del gobierno (Antifón) y el poder en ejercicio de la fuerza (Calicles). En definitiva, el sentido y fin del hombre es la satisfacción del deseo y el apetito de poder. Encontramos aquí, en estado primitivo, a Hobbes y a Nietzsche (entre otros), por lo que la sofística, antes y ahora, constituye un señuelo seductor para todo ser humano.
 

Los defensores del sofismo arguyen sus éxitos en la dicción, en el arte, en la ciencia, en la política... Platón en su diálogo Fedro, responde: "muchas cosas se llaman bellas y grandes, y sin embargo, es la persona, incontable veces, víctima del engaño y de la falsa apariencia". Para captar la auténtica belleza y la incomparable grandeza es necesario saber, de antemano, cuál es la verdadera esencia del hombre. Esto no está al alcance de aquel que niega la verdad objetiva que el conocimiento humano puede alcanzar y los valores universales que puede llegar a captar.
 

Verdad y valor del hombre, se descubren por primera vez en la Filosofía Ática (Socrátes, Platón y Aristóteles), donde está el germen racional de la esencia humana; fin y fundamento de la Pedagogía y el Conocimiento Didáctico. Porque el Conocimiento Didáctico es ese conocimiento que conduce el aprendizaje de ser humano hacia su esencia de hombre y no hacia los dictados de la ideología política dominante. También, hoy, en la Pedagogía y en la Didáctica se encuentra la apariencia y el engaño sofista.

Para pensar:
¿Cuales son los principios de la Pedagogía actual que fomenta el sofismo de la sociedad?

Para profundizar:
Filostrato (1998). Vida de los sofistas. Gredos
Platón (2003). Diálogos. Gredos