La identidad del docente de cada época se fundamenta en el modo de entender la enseñanza (esto es, para qué enseñar y cómo enseñar) en función del tipo de hombre y sociedad que se pretende promover. La enseñanza, en sí, es una actividad contrastable y constatable científicamente, que se diseña e implementa para generar y difundir ideas constructivas, comportamientos coherentes y sentimientos positivos, todo ello constituye las actitudes positivas. Sin embargo, el docente, con identidad profesional autónoma debe ser crítico con las actitudes político-sociales de su época. Es decir, debe ser competente, para discernir los valores ( (reflejados en actides positivas) y antivalores (reflejados en actitudes negativas), y, a su vez, ser capaz de generar valores propios, ignorados en la sociedad, a fin de contribuir a su progreso.
En la construcción de la competencia crítica del docente, es imprescindible el conocimiento sobre las ideas y prácticas de la enseñanza a lo largo de la historia. Esto, a fin de identificar las actitudes positivas de cada momento histórico en relación al qué y cómo enseñar. Estas actitudes positivas dan un sentido digno al ser humano y permiten comprender los valores y antivalores del mundo actual. Así pues, seguidamente se presenta ideas y prácticas de la enseñanza de la Edad Media, donde descubrir las actitudes predominantes de la época.
La Edad Media es el periodo histórico comprendido entre el s.V al s. XV. En el campo de las ideas pedagógicas destacan:
a) La Patrística (s.I al s.V), así se denomina el desarrollo del pensamiento filosófico cristiano que integra el legado de la cultura hebrea, y grecorromana, especialmente, la estoica, el platonismo y el neoplatonismo. Se propone la educación integral del hombre, desarrollando la capacidad para el aprendizaje en el gusto por el juego, la actividad y el movimiento. Se destaca la diversidad de motivación, la necesidad de cooperar, la atención a las diferencias individuales y el despertar la curiosidad.
b) La Escolástica (s. XI- s. XV): filosofía patrística que integra las corrientes filosóficas clásicas y el aristotelismo, cuya figura máxima fue Santo Tomas de Aquino (1225-1247). Se propone desarrollar el pensamiento crítico, la dialéctica y la síntesis, para llegar a la verdad universal, global e integral. El método que se aplica es la lectio-disputatio, esto es, lectura-lección y disputa (debate dialéctico).
Las instituciones donde se implementa la enseñanza son: a) las escuelas monacales y las parroquiales, donde se enseñan lectura-escritura, retórica, lógica, música y moral cristiana; b) escuelas catedralicias donde se enseña el trívium (gramática, retórica y lógica) y el quatrivium (geometría, astronomía, aritmética y música). De las escuelas monacales y catedralicias surge las universidades, la primera en Bolonia (1088). Las universidades ofrecen una educación superior en teología, derecho, medicina y artes. Otra institución reseñable es la madraza (las primeras en Bagdad, s.IX) para la formación de líderes religiosos, administradores y juristas islámicos, donde se enseñaba teología, matemáticas y literatura. Por otra parte, en los gremios (asociaciones de artesanos y comerciantes de un mismo oficio) se ofrecía formación a los aprendices.
En la Edad Media la enseñanza están restringidas a los clérigos, la nobleza y la burguesía (las clases medias se formaban en los gremios). Las mujeres del mundo occidental de los estamentos superiores tienen un cierto acceso a la lectura-escritura y estudios bíblicos. En este contexto, destaca San José de Calasanz (1557-1648), el cual siguiendo los principios de la patrística crea la escuela popular gratuita para todos (para los más pobres). Son las Escuelas Pías o Escolapios, donde se introduce la organización gradual y mixta, involucrando a la familia.
En definitiva, la identidad docente en la Edad Media se fundamenta sobre el conocimiento filosófico cristiano. Este conocimiento promueve el desarrollo integral del ser humano para la comprensión del mundo a través de disciplinas como las matemáticas, la música, la medicina, la teología, el derecho, las artes…. Se enfatizan métodos de enseñanza, basados en el cultivo del lenguaje y la lógica argumentativa, motivando la voluntad en el gusto por el saber. Sin embargo la enseñanza práctica, (a excepción de algunas iniciativas de instituciones religiosas), estaba destinada sólo a las élites.
Para pensar:
¿Qué antecedentes de la enseñanza actual se identifican en las ideas y prácticas de la Edad Media?
Para profundizar:
Béguin, G. (2014). La educación en la Edad Media: Un recorrido por la enseñanza y el aprendizaje en Europa. Ediciones Akal.
Pérez, J. M. (2010). La educación medieval: Del mundo antiguo a las universidades. Editorial Síntesis.