miércoles, 16 de octubre de 2024

Identidad docente en la Edad Media

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La identidad del docente de cada época se fundamenta en el modo de entender la enseñanza (esto es, para qué enseñar y cómo enseñar) en función del tipo de hombre y sociedad que se pretende promover. La enseñanza, en sí, es una actividad contrastable y constatable científicamente, que se diseña e implementa para generar y difundir ideas constructivas, comportamientos coherentes y sentimientos positivos, todo ello constituye las actitudes positivas. Sin embargo, el docente, con identidad profesional autónoma debe ser crítico con las actitudes político-sociales de su época. Es decir, debe ser competente, para discernir los valores ( (reflejados en actides positivas) y antivalores (reflejados en actitudes negativas), y, a su vez, ser capaz de generar valores propios, ignorados en la sociedad, a fin de contribuir a su progreso.

En la construcción de la competencia crítica del docente, es imprescindible el conocimiento sobre las ideas y prácticas de la enseñanza a lo largo de la historia. Esto, a fin de identificar las actitudes positivas de cada momento histórico en relación al qué y cómo enseñar. Estas actitudes positivas dan un sentido digno al ser humano y permiten comprender los valores y antivalores del mundo actual. Así pues, seguidamente se presenta ideas y prácticas de la enseñanza de la Edad Media, donde descubrir las actitudes predominantes de la época.

La Edad Media es el periodo histórico comprendido entre el s.V al s. XV. En el campo de las ideas pedagógicas destacan:

a) La Patrística (s.I al s.V), así se denomina el desarrollo del pensamiento filosófico cristiano que integra el legado de la cultura hebrea, y grecorromana, especialmente, la estoica, el platonismo y el neoplatonismo. Se propone la educación integral del hombre, desarrollando la capacidad para el aprendizaje en el gusto por el juego, la actividad y el movimiento. Se destaca la diversidad de motivación, la necesidad de cooperar, la atención a las diferencias individuales y el despertar la curiosidad.

b) La Escolástica (s. XI- s. XV): filosofía patrística que integra las corrientes filosóficas clásicas y el aristotelismo, cuya figura máxima fue Santo Tomas de Aquino (1225-1247). Se propone desarrollar el pensamiento crítico, la dialéctica y la síntesis, para llegar a la verdad universal, global e integral. El método que se aplica es la lectio-disputatio, esto es, lectura-lección y disputa (debate dialéctico).

Las instituciones donde se implementa la enseñanza son: a) las escuelas monacales y las parroquiales, donde se enseñan lectura-escritura, retórica, lógica, música y moral cristiana; b) escuelas catedralicias donde se enseña el trívium (gramática, retórica y lógica) y el quatrivium (geometría, astronomía, aritmética y música). De las escuelas monacales y catedralicias surge las universidades, la primera en Bolonia (1088). Las universidades ofrecen una educación superior en teología, derecho, medicina y artes. Otra institución reseñable es la madraza (las primeras en Bagdad, s.IX) para la formación de líderes religiosos, administradores y juristas islámicos, donde se enseñaba teología, matemáticas y literatura. Por otra parte, en los gremios (asociaciones de artesanos y comerciantes de un mismo oficio) se ofrecía formación a los aprendices.

En la Edad Media la enseñanza están restringidas a los clérigos, la nobleza y la burguesía (las clases medias se formaban en los gremios). Las mujeres del mundo occidental de los estamentos superiores tienen un cierto acceso a la lectura-escritura y estudios bíblicos. En este contexto, destaca San José de Calasanz (1557-1648), el cual siguiendo los principios de la patrística crea la escuela popular gratuita para todos (para los más pobres). Son las Escuelas Pías o Escolapios, donde se introduce la organización gradual y mixta, involucrando a la familia.

En definitiva, la identidad docente en la Edad Media se fundamenta sobre el conocimiento filosófico cristiano. Este conocimiento promueve el desarrollo integral del ser humano para la comprensión del mundo a través de disciplinas como las matemáticas, la música, la medicina, la teología, el derecho, las artes…. Se enfatizan métodos de enseñanza, basados en el cultivo del lenguaje y la lógica argumentativa, motivando la voluntad en el gusto por el saber. Sin embargo la enseñanza práctica, (a excepción de algunas iniciativas de instituciones religiosas), estaba destinada sólo a las élites.

Para pensar:
¿Qué antecedentes de la enseñanza actual se identifican en las ideas y prácticas de la Edad Media?

Para profundizar:
Béguin, G. (2014). La educación en la Edad Media: Un recorrido por la enseñanza y el aprendizaje en Europa. Ediciones Akal.
Pérez, J. M. (2010). La educación medieval: Del mundo antiguo a las universidades. Editorial Síntesis.

lunes, 14 de octubre de 2024

Identidad docente en la Edad Antigua

El conocimiento teórico práctico de la comunicación didáctica, o enseñanza, fundamenta el ejercicio de la profesión docente. Esto significa que la identidad del profesional docente se define por: A) la generación y difusión de conocimientos sobre situaciones de aprendizaje humano, que propician en los estudiantes la oportunidad de descubrir criterios de libertad, verdad, bondad, belleza... Todo ello, a fin de construir ideas, acciones y sentimientos (actitudes) dentro del marco de los derechos humanos; B) el dominio de competencias prácticas tanto de reflexividad axiológica (captación y expresión de valores) como de diseño e implementación de procesos sociales, para la promoción de aprendizajes contrastables y constatables, científicamente.

Sin embargo, esta forma de entender la identidad del docente es fruto de una evolución histórica, de donde han emergido ideas y prácticas sobre y en la enseñanza, que son antecedentes de las ideas y prácticas actuales. Seguidamente, se presenta ideas y prácticas sobre la enseñanza en la Edad Antigua de un modo sintético:

Edad Antigua (del siglo XXXIV a.C al siglo V d.C). De este amplio periodo, destaca la época clásica de la civilización griega (500 al 323 a.C), donde una figura clave fue Pericles (495 al 429 a.C); político que emprendió reformas para fortalecer su posición de poder. En este contexto surge el Sofismo (primer pensamiento sobre para qué y cómo enseñar al hombre). Los sofistas (Protágoras, Gorgias, Pródico, Hipias, Calicles, Trasimaco) proponen que el sentido de ser humano es contribuir al mantenimiento y extensión del estado, así pues, la enseñanza tiene como fin lograr adeptos al poder establecido, sobre todo entre los más jóvenes. Se enseñan estas ideas utilizando la retórica (credibilidad, emoción y razón) y la propaganda.

Frente al Sofismo surge la Filosofía Ática (Sócrates, Platón y Aristóteles) que establece el sentido del hombre en conocer la verdad. Así pues, la enseñanza debe conducir al descubrimiento de la verdad, usando la ironía, la dialéctica (mayéutica, erística), la lógica formal argumentativa y el análisis sistemático de datos empíricos. 

En el nivel práctico se crean instituciones de enseñanza (escuelas filosóficas) como la Academia de Platón y el Liceo de Aristóteles. En los niveles más elementales se enseña, a través de los didaskaloi (maestros) las habilidades básicas de la cultura, esto es: leer y escribir, matemáticas y música. Por su parte, los paidólogos (pedagogos) son esclavos cultos que se ocupaban de educar, moralmente, al niño en todos los contextos, hasta la edad adulta.

En el Imperio Romano de occidente (27 a.C – 476 d.C) destacan figuras como: a) Séneca, de la Escuela Estoica, que propone enseñar para la vida conforme a la razón y a la naturaleza, mediante el autoconocimiento y autocontrol; b) Quintiliano, que propone enseñar para la elocuencia oral de una vida justa y virtuosa, promoviendo el aprendizaje de conocimientos diversos. Establece que la enseñanza debe adaptarse a las necesidades del estudiante, mediante la ejercitación mental, la cooperación y una motivación positiva. c) San Agustín, que propone enseñar para que la persona alcance la verdad suprema con la razón, despertando el deseo de conocer y comprender, cultivando  sentimientos de amor. Para ello propone métodos didácticos como: i) el diálogo, ii) la activación de la voluntad, iii) la ejercitación de la memoria, iv) el autoconocimiento; y v) la reflexión. Tanto Quintiliano como San Agustín rechazan los métodos coercitivos.

En Roma, los ludi magister (maestros) se ocupaban de la educación primaria siguiendo los currículos de la tradición griega. El grammaticus (profesor), de educación secundaria, impartía literatura, historia, mitología, gramática. El rhetor, a partir de los 16 años, impartía retórica, oratoria y filosofía. También existía la posibilidad de aprender oficios a través de un maestro artesano.

Es reseñable que en la Edad Antigua la enseñanza estaba reservada a los varones de clases privilegiadas.

Así pues, la identidad docente en la Edad Antigua se fundamenta en el conocimiento de las habilidades básicas de la cultura greco-latina, para la comunicación oral y al servicio de los intereses del poder establecido. A nivel práctico, estaba extendida una enseñanza centrada en la repetición (en niveles elementales) y en la retórica y la dialéctica (en niveles avanzados), siendo habitual el castigo. Sin embargo, también, se identifican ideas sobre la enseñanza que pretenden guiar al ser humano hacia el conocimiento de la verdad, motivado la voluntad en el amor. Para ello se proponen métodos variados, como el autocontrol, la reflexión, el diálogo...

Para pensar:
¿Qué antecedentes de la enseñanza actual se identifican en las ideas y prácticas de la Edad Antigua?

Para profundizar:
Katz, J. (1999). The Invention of Childhood: Children and Childhood in the Ancient Greek World. Harvard University Press.
Bloomer, W. M. (2011). The School of Rome: Latin Studies and the Origins of Liberal Education. University of California Press.