El ser humano es el humano que se rige por pasiones psicofísicas de placer y poder. Los métodos para alcanzar estos estados sensitivos-emocionales es la violencia en sus diferentes modalidades: a) persuasión y adoctrinamiento ideológico b) descalificación, insulto y difamación verbal; y c) agresión y violencia física.
El ser humano se diferencia de otras especies animales en que las apetencias de placer y poder pueden llegar a ser un fin en sí mismas. Sin embargo, el animal se mueve, siempre, por los instintos básicos de alimento y procreación que, también, conducen a estados sensitivos pero con una finalidad: la supervivencia de la especie.
Otra diferencia entre la especie humana y las especies animales es que, en sí mismo, el humano encierra un potencial ilimitado para superar sus inclinaciones psicofísicas. El ser humano puede llegar a vivir, sobre todo, de estados afectivos y espirituales. En el cultivo de estas experiencias vivenciales, exclusivamente humanas, se va construyendo la persona, para llegar a ser hombre.
La palabra hombre, en sentido filosófico, se refiere a una forma de ser persona que incluye al hombre y a la mujer. La palabra hombre no significa género alguno, al igual que la persona es una palabra con género femenino y, sin embargo, incluye tanto al hombre como a la mujer. El lenguaje es un instrumento que sirve para significar, si se conoce sus códigos y signos, según el contexto comunicativo. El lenguaje, en sí mismo, no es no excluyente ni incluyente, quien incluye o excluye es la intención de la persona que usa ese lenguaje.
El humano, desde el punto de vista filosófico, puede ser entendido como:
a) El Dionisios (dios griego del vino que surge en las montañas de Tracia en el Siglo VI a.C). Orfeo, cantor y dramaturgo, es su sacerdote. En la filosofía moderna, Nietzsche hará del Dionisios el símbolo de su super-hombre. Es el humano que entrega su existencia a su esencia psicofísica, es decir: al placer y al poder. Este es un ser mecánico, según Empédocles, Leucipo y Demócrito. Es un ser que utiliza la inteligencia para lograr el poder, según los Sofistas. Es el ser hedonista del Epicureismo. Es en definitiva, el humano escéptico de Hume, el materialista de Voltaire, el pesimista de Shopenhauer y el que se somete al poder del Estado para lograr el bienestar, en Hobbes, en Marx y en Engels.
b) El hombre con alma y espíritu, es el hombre con principio de vida autónoma. Además es el hombre con inteligencia racional para encontrar la verdad; y con voluntad para hacer el bien y gozar la belleza. El alma es vida independiente que desea la libertad y, el espíritu, es inteligencia que desea la verdad, activando la voluntad hacia la bondad y la belleza. Este es el hombre capaz de ejercer su poder sobre su propio placer, por libre decisión y sin coacción externa. Este es el hombre que tiene su origen en la mitología de Homero y Hesiodo, donde aparecen los temas de la responsabilidad y la vida después de la muerte. Es el hombre de Anaxágoras, de Sócrates, de Platón y de Aristóteles. Es el hombre de la "philosophia perennis" de Occidente que se prolonga en la Estoa y en la Patrística de la Era Romana. Se desarrolla en la Escolástica, durante toda la Edad Media. En la Edad Moderna, enlaza con Descartes, Leibniz, Wolff, Herbart, Kierkegaard, Whitehead. Este hombre está presente en toda la Fenomenología del Espíritu, pero con fundamentación subjetivista. Es, en definifiva, el Hombre que posee la dignidad que expresa los valores declarados en la Carta de los Derechos Humanos.
En la filosofía, desde el Siglo VI a.C. hasta la Edad Moderna, ha predominado una filosofía que presupone un Ser Superior, el cual conduce el alma y el espíritu del hombre hacia la libertad, la verdad, la bondad y la belleza. Sin embargo, a partir del Siglo XVIII, viene predominando una filosofía, no transcendente sino, transcendental, es decir, subjetiva. Más allá del fenómeno (lo experimentado con un referente físico o psíquico) no hay nada. El gran dilema de la filosofía actual es encontrar criterios de libertad, verdad, ética y belleza, no relativos (que no cambien según las personas, las circunstancias o las ideologías dominantes).
En síntesis, en la filosofía unas corrientes entiende el hombre como ser material de experiencias psicofísicas. Otras corrientes entienden que, además de esa evidencia material del hombre, hay otras evidencias, tales como, la experiencia de la libertad, de la responsabilidad, la experiencia noética, la experiencia ética, la experiencia estética y la experiencia de la transcendencia. Tradicionalmente es esto lo que se entendía por alma y espíritu. En la filosofía actual estas palabras se sustituyen por los valores.
Lo importante, pedagógicamente, es decidir qué tipo de hombre debe promover la enseñanza al margen de los intereses de la ideología dominante. Desde el punto de vista didáctico, se debe propiciar las condiciones para que cada persona encuentre criterios de libertad, verdad, bondad, belleza... dentro del marco de los Derechos Humanos, pues esta Carta garantiza una cierta convivencia pacífica en Occidente. Sabiendo que, incluso, esos valores comunes presentes en la Carta de los Derechos Humanos, pueden ser superados por el alma y espíritu humano ¡quién lo encuentre!
Para pensar:
¿Qué tipo de persona debe de fomentar la educación?
Para profundizar:
Savater, F. (2009). Historia de la filosofía sin temor ni temblor. Espasa
El ser humano se diferencia de otras especies animales en que las apetencias de placer y poder pueden llegar a ser un fin en sí mismas. Sin embargo, el animal se mueve, siempre, por los instintos básicos de alimento y procreación que, también, conducen a estados sensitivos pero con una finalidad: la supervivencia de la especie.
Otra diferencia entre la especie humana y las especies animales es que, en sí mismo, el humano encierra un potencial ilimitado para superar sus inclinaciones psicofísicas. El ser humano puede llegar a vivir, sobre todo, de estados afectivos y espirituales. En el cultivo de estas experiencias vivenciales, exclusivamente humanas, se va construyendo la persona, para llegar a ser hombre.
La palabra hombre, en sentido filosófico, se refiere a una forma de ser persona que incluye al hombre y a la mujer. La palabra hombre no significa género alguno, al igual que la persona es una palabra con género femenino y, sin embargo, incluye tanto al hombre como a la mujer. El lenguaje es un instrumento que sirve para significar, si se conoce sus códigos y signos, según el contexto comunicativo. El lenguaje, en sí mismo, no es no excluyente ni incluyente, quien incluye o excluye es la intención de la persona que usa ese lenguaje.
El humano, desde el punto de vista filosófico, puede ser entendido como:
a) El Dionisios (dios griego del vino que surge en las montañas de Tracia en el Siglo VI a.C). Orfeo, cantor y dramaturgo, es su sacerdote. En la filosofía moderna, Nietzsche hará del Dionisios el símbolo de su super-hombre. Es el humano que entrega su existencia a su esencia psicofísica, es decir: al placer y al poder. Este es un ser mecánico, según Empédocles, Leucipo y Demócrito. Es un ser que utiliza la inteligencia para lograr el poder, según los Sofistas. Es el ser hedonista del Epicureismo. Es en definitiva, el humano escéptico de Hume, el materialista de Voltaire, el pesimista de Shopenhauer y el que se somete al poder del Estado para lograr el bienestar, en Hobbes, en Marx y en Engels.
b) El hombre con alma y espíritu, es el hombre con principio de vida autónoma. Además es el hombre con inteligencia racional para encontrar la verdad; y con voluntad para hacer el bien y gozar la belleza. El alma es vida independiente que desea la libertad y, el espíritu, es inteligencia que desea la verdad, activando la voluntad hacia la bondad y la belleza. Este es el hombre capaz de ejercer su poder sobre su propio placer, por libre decisión y sin coacción externa. Este es el hombre que tiene su origen en la mitología de Homero y Hesiodo, donde aparecen los temas de la responsabilidad y la vida después de la muerte. Es el hombre de Anaxágoras, de Sócrates, de Platón y de Aristóteles. Es el hombre de la "philosophia perennis" de Occidente que se prolonga en la Estoa y en la Patrística de la Era Romana. Se desarrolla en la Escolástica, durante toda la Edad Media. En la Edad Moderna, enlaza con Descartes, Leibniz, Wolff, Herbart, Kierkegaard, Whitehead. Este hombre está presente en toda la Fenomenología del Espíritu, pero con fundamentación subjetivista. Es, en definifiva, el Hombre que posee la dignidad que expresa los valores declarados en la Carta de los Derechos Humanos.
En la filosofía, desde el Siglo VI a.C. hasta la Edad Moderna, ha predominado una filosofía que presupone un Ser Superior, el cual conduce el alma y el espíritu del hombre hacia la libertad, la verdad, la bondad y la belleza. Sin embargo, a partir del Siglo XVIII, viene predominando una filosofía, no transcendente sino, transcendental, es decir, subjetiva. Más allá del fenómeno (lo experimentado con un referente físico o psíquico) no hay nada. El gran dilema de la filosofía actual es encontrar criterios de libertad, verdad, ética y belleza, no relativos (que no cambien según las personas, las circunstancias o las ideologías dominantes).
En síntesis, en la filosofía unas corrientes entiende el hombre como ser material de experiencias psicofísicas. Otras corrientes entienden que, además de esa evidencia material del hombre, hay otras evidencias, tales como, la experiencia de la libertad, de la responsabilidad, la experiencia noética, la experiencia ética, la experiencia estética y la experiencia de la transcendencia. Tradicionalmente es esto lo que se entendía por alma y espíritu. En la filosofía actual estas palabras se sustituyen por los valores.
Lo importante, pedagógicamente, es decidir qué tipo de hombre debe promover la enseñanza al margen de los intereses de la ideología dominante. Desde el punto de vista didáctico, se debe propiciar las condiciones para que cada persona encuentre criterios de libertad, verdad, bondad, belleza... dentro del marco de los Derechos Humanos, pues esta Carta garantiza una cierta convivencia pacífica en Occidente. Sabiendo que, incluso, esos valores comunes presentes en la Carta de los Derechos Humanos, pueden ser superados por el alma y espíritu humano ¡quién lo encuentre!
Para pensar:
¿Qué tipo de persona debe de fomentar la educación?
Para profundizar:
Savater, F. (2009). Historia de la filosofía sin temor ni temblor. Espasa