miércoles, 9 de enero de 2019

El Contexto de la Enseñanza


El contexto de la enseñanza es el ambiente que envuelve la comunicación didácticas, facilitando, o limitando, la interacción de todos los elementos de la enseñanza y, especialmente, la interacción  entre el profesor y los estudiantes.

Por lo tanto, el contexto es el elemento de la enseñanza que engloba todos los demás elementos del proceso didáctico (objetivos, metodología, recursos, evaluación), para hacer posible la comunicación didáctica. Este es el tipo de comunicación que permite el logro de competencias curriculares. Igualmente, el contexto propicia el seguimiento de una metodología de trabajo, el uso adecuado de los recursos y la evaluación, la cual garantiza la calidad del proceso. Un contexto inadecuado impide la comunicación didáctica, en definitiva, impide el aprendizaje.

Se pueden diferenciar dos tipos de contextos, estos son: el clima del aula, o del centro, y la cultura del aula, o del centro. El contexto como clima se refiere, tanto a las condiciones físicas como al tipo de relaciones sociales, que propician la realización de las tareas curriculares. El contexto como cultura se refiere a los valores imperantes en el aula y en el centro. Estos valores se expresan en los comportamientos, o conductas personales y sociales, de todos: estudiantes y profesores. Tanto el clima, como la cultura curricular comparten la necesidad de definir unas normas que regulen la interacción entre las personas. Por su parte, el clima destaca, también, la necesidad de organizar espacios y tiempos, apropiados, para el tipo de tareas que se van a desarrollar.

Así pues, gestionar (u organizar) el contexto supone diseñar e implementar sus componentes básicos y estos son: los componentes espaciales, los temporales y los éticos, o los valores.

En cuanto a los espacios se deberán organizar, tanto los exteriores, como interiores y, en estos últimos, destaca el diseño de la decoración para apoyar el logro de objetivos.  También, en el diseño e implementación del componente espacial, no se podrá olvidar diseñar la interfaz de los espacios virtuales, tales como: plataformas, webs, redes sociales, blogs.... a fin de facilitar la comunicación accesible.

En cuanto a los tiempos será necesario organizar las franjas horarias diarias y semanales, destinadas a trabajar las diferentes competencias (planificación sincrónica de los tiempos). Así mismo,  se preverá la distribución del trabajo para cada competencia (planificación diacrónica) a lo largo de un periodo de tiempo (una quincena, un mes, un trimestre, un curso, una etapa...).

Por último, en cuanto al componente ético, los valores mínimos que se deben garantizar en cualquier cultura escolar son: el respeto y la responsabilidad. Pero ¿qué se entiende por valores? Los valores son todo aquello que vale para el desarrollo del ser humano. Los valores se traducen, siempre, en actitudes positivas. Las actitudes positivas son emociones positivas estables (es  decir, sentimientos positivos), asociadas al conocimiento contrastado de algo, o de alguien, (conceptos universales); y que conducen la conducta, personal y colectiva, de un modo coherente con el sentimiento y la idea, o concepto. En definitiva, el valor se expresa en esas conductas constructivas, que no cambian con el tiempo, o las circunstancias; porque son motivadas por sentimientos, fundamentados en conocimientos verdaderos. Estas son las conductas que se ajustan a normas de comportamiento. Por lo tanto, los valores se captan en situaciones comunicativas reguladas por este tipo de conductas. Cuando se diseñan e implementa situaciones comunicativas para captar valores, corrigiendo los antivalores, entonces, esto es la comunicación didáctica.

En la creación de una cultura curricular referida a valores, juega un rol esencial el profesorado, el cual asume la función de gestor del contexto de enseñanza. Esto significa, que es el profesorado el responsable de activar mecanismos y estrategias didácticas, que incentiven, y estimulen, las actitudes de respeto hacia el aprendizaje de los demás. El valor del respeto se expresa en comportamientos disciplinados, es decir, comportamientos de autocontrol personal. Igualmente el profesor promoverá las actitudes de responsabilidad hacia el propio aprendizaje, que se expresan en comportamientos de esfuerzo y constancia en el trabajo académico.

Además, el profesorado, en su función de gestor del contexto, deberá identificar, en colaboración con el alumnado, todos los valores promovidos en las diferentes competencias curriculares. Por otra parte, se deberán definir las actitudes que expresan esos valores (en los objetivos), y hacer explícitas las normas de comportamiento, personales y sociales, que garantizan esos valores (en los criterios de evaluación). Para ello, el docente deberá regular los procesos comunicativos en el aula, haciendo posible la interacción afectiva, cognitiva y social en todas las situaciones de enseñanza.

En conclusión, el contexto de enseñanza es el elemento decisivo en el diseño e implementación de la comunicación didáctica, cuyos componentes son, tanto físicos, como éticos. En relación al contexto, el profesorado asume el rol de gestor de la enseñanza. En el ejercicio de este rol, el docente asume la función de promover espacios y tiempos, a fin de regular las interacciones comunicativas para la captación y expresión de los valores curriculares; presididos por los valores de respeto y de responsabilidad hacia el aprendizaje académico.

Para pensar
¿Qué actitudes traducen el valor de respeto y responsabilidad en la enseñanza? ¿Qué afectos, conceptos y normas de comportamiento expresan esas actitudes? 

Para profundizar 
López, L. (2017). El maestro atento : gestión consciente del aula . Desclée de Brouwer.