Fenomenología es Filosofía de la Acción. Desde esta corriente Filosófica, que en la actualidad pretende ir de la mano de los nuevos descubrimientos de la Neurología, se establece que la función esencial del cerebro humano es el acto mental libre y directo que se da en la vivencia inmediata del sujeto. Todo acto mental es intuición sobre lo experimentado, sobre la experiencia vivida; y toda experiencia humana es vivencia de valores y/o
anti-valores. En definitiva, esto es lo que define la realidad que puede
ser conocida por el ser humano: los valores o anti-valores que se captan, que se muestran.
Pero la intuición libre y directa (acto mental) sobre lo vivido (valores o antivalores), es en realidad, anticipación de la acción o del comportamiento (físico/mental) que interacciona con el mundo, consigo mismo y con el otro. Por lo tanto, el acto mental está orientado, es intencionado; dicho de otro modo, tiene un fin, tiene un sentido, inconsciente y/o consciente.
Desde la Fenomenología se propone, pues, que la fuente del conocimiento es la intuición libre y directa que el ser humano realiza sobre sus vivencias o experiencias vitales. Esta intuición, este acto mental es intencionado, es decir, que anticipa un modo de interactuar (y sus consecuencias) con el mundo, consigo mismo y con el otro. Esta es, la función esencial del cerebro humano: actos mentales sobre la experiencia inmediata que son anticipación de acciones. En definitiva, conocer es ser consiente de los actos mentales, liberándose de presupuestos, prejuicios, estereotipo y dogmas ideológicos (anti-valores) y anticipando la acción con intenciones que se forman en la voluntad, en una opción de vida, en un sistema de valores.
El Sistema Fenomenológico, entiende que la consciencia del acto mental se da en distintas etapas o niveles. Primero en la percepción sensorial de la acción anticipada, apreciada como un flujo de sensaciones cambiantes con su concordancias y disonancias, es decir, percepción de las apariencias. En segundo lugar en la interpretación, o asignación emocional a las kinesias y/o propiocepciones sentidas; es decir hermenéutica. La interpretación permite estabilizar las emociones, en base a las elecciones (intenciones voluntarias) y la construcción anticipativa de la acción. En tercer lugar, en la captación del ser real de las personas y demás seres animados e inanimados (su valor). En cuarto lugar, en la reflexión sobre esa acción, que permite la construcción de conceptos que explican, conciben y justifican (análisis) las elecciones realizadas o la orientación de sentido imprimida a la acción, en función del valor captado o mostrado.
Sin duda, de esta corriente filosófica se deduce un método didáctico para promover el conocimiento: este es el Método Fenomenológico. Por todo lo dicho, este método didáctico parte del presupuesto que conocer es tomar conciencia de los actos o procesos mentales que preparan y conducen la intervención directa en el fenómeno, objeto de conocimiento. Este método, pues, pretende activar de un modo consciente (libre) actos mentales que planifican la acción y conducen a ella dentro del sentido asignado a ese fenómeno. Conocer no es representar o reproducir, no es percibir, no es interpretar, no es reflexionar; conocer es actuar con sentido de valor.
Conocer es una acción mental y corporal que se da en una serie de fases, estas son las fases, pues, del método fenomenológico:
Fase I: La epokhe, o desconectar de la mente todas las opiniones previas sobre el fenómeno objeto de conocimiento, es decir, abstenerse de un juico previo sobre dicho fenómeno.
Fase II: Aspiración a captar el ser autentico de la personas y objetos, implicados en el fenómeno concentrando la mente en el fenómeno, o situación existencial.
Fase III: Formación consciente de la intención, del sentido, u orientación positiva asignada al fenómeno, objeto de estudio.
Fase II: Aspiración a captar el ser autentico de la personas y objetos, implicados en el fenómeno concentrando la mente en el fenómeno, o situación existencial.
Fase III: Formación consciente de la intención, del sentido, u orientación positiva asignada al fenómeno, objeto de estudio.
Fase IV: Reducción de sentido de las personas y objetos del fenómeno: esta fase incluye las siguientes etapas:
IV.a) Estimulación mental con las sensaciones cambiantes en la vivencia directa del fenómeno.
IV.b) Observación interpretativa emocional de las kinesias y propiocepciones sentidas en la experiencia inmediata del fenómeno.
IV.c) Captación del valor de las personas y las cosas; y en función de la finalidad imprimida al fenómeno de estudio.
IV.b) Observación interpretativa emocional de las kinesias y propiocepciones sentidas en la experiencia inmediata del fenómeno.
IV.c) Captación del valor de las personas y las cosas; y en función de la finalidad imprimida al fenómeno de estudio.
Fase V. Constitución de sentido: captación de la jerarquía, disposición y/o orden las personas y las cosas por su función en la consecución del fin del fenómeno objeto de conocimiento.
Fase VI. Preparación para una acción concreta valiosa, orientada al fin asignado al fenómeno; y decisión para su ejecución, con lo que se anticipa una nueva acción.
Estas fases suponen que el sujeto que quiere conocer es agente orientado, proactivo e interactivo dentro del fenómeno objeto de conocimiento.
Para pensar
¿Cómo se aplicaría este método para enseñar los fenómenos climáticos en Educación Primaria? ¿Por qué los actos mentales orientados a estereotipos no es conocimiento?
Estas fases suponen que el sujeto que quiere conocer es agente orientado, proactivo e interactivo dentro del fenómeno objeto de conocimiento.
Para pensar
¿Cómo se aplicaría este método para enseñar los fenómenos climáticos en Educación Primaria? ¿Por qué los actos mentales orientados a estereotipos no es conocimiento?
Para profundizar
Laguna, M. (2011). La capacidad de actuar e interacción. La pertinencia de un estudio interdisciplinar. Fenomenología y Neurología. ECU
Laguna, M. (2011). La capacidad de actuar e interacción. La pertinencia de un estudio interdisciplinar. Fenomenología y Neurología. ECU