jueves, 17 de diciembre de 2020

Operaciones Básicas, Procedimientos y Método de Estudio Recreador

El sentido del estudio recreador es la elaboración de un producto intelectual. Para ello se activa un proceso de análisis y reflexión de la información, distinguiendo lo esencial de lo accesorio y, además, esa información se organiza según un orden lógico. 

En todo ese proceder el sujeto vierte su propia perspectiva, por lo que el estudio eficaz, siempre, conduce a la integración y reestructuración mental, así como, a su expresión coherente, utilizando lenguajes diversos. Para este fin último es necesario aprender una serie de operaciones y aplicar una serie de procedimientos, que se describen seguidamente:

Realizar síntesis. La operación de la síntesis consiste en interpretar las ideas, o conceptos, y sus relaciones, en función de las estructuras cognitivas propias donde han sido integrados, para desarrollarlos con el propio léxico y organizarlos según una lógica gramatical predefinida. Es decir, la síntesis actúa sobre la información integrada, reflexionándola y produciendo una elaboración propia de la misma. Todo esto supone el culmen de una serie de operaciones mentales - en los que se emplea mucho esfuerzo cognitivo y energía fisiológica –. Sintetizar es la operación mental más compleja que realiza el cerebro humano, por lo que requiere madurez anatómica y fisiológica, así como, entrenamiento adecuado, tanto en operaciones de análisis, selección, organización, contraste, comparación y crítica (valoración) como en destrezas verbales orales y/o escritas. La extensión de una síntesis puede ser muy variable, desde una frase o un párrafo, hasta un documento de 25 páginas o un libro de 300.

Crear un producto. El resultado del estudio recreador siempre permite reestructurar la mente con nuevos conocimientos que pueden ser expresados usando diferentes lenguajes, siendo el lenguaje verbal el medio privilegiado en los contextos académicos, o científicos y, especialmente, el lenguaje escrito. Por lo tanto, el estudio eficaz precisa del dominio de la expresión escrita. Para logar una expresión escrita de calidad es importante seguir los siguientes procedimientos: 

1. Planificar, o pensar: a) para qué se va a escribir (objetivos), b) sobre qué se va a escribir (tema), c) quién lo va a leer (audiencia) y c) que recursos son necesarios para lograr finalizar el escrito, a fin de proveerse de ellos.

2. Seleccionar el tipo de texto (género académico) que se escribe en función de los objetivos, como: monografías, ensayos argumentativos, informes, descripciones de experiencias o procedimientos, proyectos, planificaciones didácticas, artículos de investigación… Cada género académico se identifica por su estructura que se refiere al modo de organiza el contenido, por ejemplo, en el caso de una monografía, las partes que la integran son las siguiente: i) Introducción (presentación de la ideas que se va a desarrollar); ii) Desarrollo (exposición de las ideas de un modo secuenciado y encadenado (orden y coherencia), estableciendo capítulos, apartados y sub-apartados (dependiendo de la extensión); iii) Conclusión (síntesis de las ideas redactadas y aplicación o proyección de las mismas); y iv) Referencias bibliográficas de las citas contenidas en el texto y según criterios tipificados.

3.- Desarrollar un borrador, reflejando lo planificado y la estructura del texto. En esta primera transcripción de lo pensado a su expresión escrita se deberá cuidar la sucesión de las ideas en frases y párrafos y su coherencia, uniéndolas con nexos. El aspecto formal del texto debe ser armonioso con el contenido, para promover la fluidez y comprensión en el lector.

4.- Escribir el texto definitivo, prestando especial atención a los aspectos gramaticales: ortografía correcta, léxico variado, puntuación adecuada; así como, a los formales: tipo de letra, título y subtítulos, márgenes, interlineado, imágenes, gráficos o tablas… que faciliten la lectura eficaz.

5.- Revisar el texto escrito, comprobando que el producto logra, en forma y contenido, los objetivos planteados en la planificación del mismo. Esta revisión debe hacerla el propio autor del texto pero, además, pedir ayuda a otra persona para la revisión permite mejorar la expresión de las ideas. 

En definitiva el estudio eficaz, o estudio recreado, es un trabajo intelectual que utiliza estrategias, habilidades, técnicas, operaciones y procedimientos para lograr unos objetivos académicos y/o científicos concretos, aplicando un método (modo de actuar ordenado y constante). En líneas generales, a la hora de diseñar un método de estudio se recomienda: 
Fase I. Recopilar información de diversas fuentes para el logro del objetivo propuesto con el estudio. 
Fase II. Leer los documentos haciendo notaciones al margen y/o subrayando las ideas relevantes. 
Fase III. Escribir un resumen con la información esencial.  
Fase IV. Hacer esquemas, tablas, diagramas que representen visualmente las ideas seleccionadas en conceptos. 
Fase IV. Repasar y repetir los conceptos claves. 
Fase V. Escribir una síntesis a partir de los conceptos asimilados. 

El método de estudio debe ser personal y, además, debe variar en función de los objetivos, es decir, la atención, intensidad y extensión que se le prestará a las diferentes actuaciones será diferentes si el objetivo es, bien llevar a cabo una investigación, o bien, preparar una prueba de evaluación de una asignatura. 

Para pensar
¿Cuál es tu método de estudio? ¿Cómo la calidad de la escritura hace mas eficaz el estudio?

Para profundizar
Arroyo, R. y  Fernández-Lancho (2023). Escritura científica multilingüe para la sostenibilidad. Eficacia de un sistema didáctico-digital. Comares.